Cooperativas rurales de Servicios de Proximidad
Buenos
días:
Hoy quería
hablaros de una política que consiste en la formación y el apoyo a la
Creación de Cooperativas Rurales de Servicios de Proximidad, desarrollada
en España, concretamente en las Comunidades Autónomas de Aragón,
Andalucía, Galicia, Cantabria, La Rioja, Cataluña, Castilla-La
Mancha, Castilla y León, Extremadura, Murcia y Valencia.
Es una iniciativa del Ministerio de Trabajo
y Asuntos sociales a través de la convocatoria de subvenciones para la
realización de programas de cooperación y voluntariado con cargo a la
asignación tributaria del IRPF y la entidad promotora es la Federación de
Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR). Se trata de un programa que forma a
mujeres del ámbito rural en nuevos empleos, como los ligados a la puesta en
marcha de la Ley de Dependencia, en las once comunidades participantes.
Pretende convertir la formación informal
de las mujeres en empleo cooperativo, orientado al suministro de servicios de
proximidad, con derechos laborales plenos. Se busca que las alumnas puedan
adquirir unas competencias profesionales que les facilite su inserción laboral
en el sector.
Su ámbito de intervención es el mundo
rural que cada vez está más despoblada y donde las mujeres son las grandes
olvidadas quedando relegadas al rol tradicional de ocuparse de la casa y de la
familia y donde las oportunidades laborales son ínfimas.
Como ya hemos dicho, la administración
impulsora de esta iniciativa es el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y
se desarrolla en un contexto en el que España en el medio rural cuenta con
escasos servicios públicos que den cobertura a la demanda existente en la
actualidad para el cuidado de personas dependientes, convirtiéndose en una
necesidad fundamental, sobre todo si tenemos en cuenta que los municipios
rurales están sufriendo un elevado grado de envejecimiento, gran dispersión
geográfica y cierta reticencia por parte de la población local a abandonar su
entorno.
Las mujeres rurales que buscan
incorporarse al mercado laboral no encuentran alternativas en los propios
municipios y en muchos casos, se ven obligadas a emigrar.
Estos servicios de proximidad además de
constituir una fuente de empleo, refuerzan la cohesión social y la viabilidad
de las zonas rurales, así como la calidad de quienes las habitan. Se trata de
facilitar la incorporación de las mujeres al mercado laboral, no solo como un
objetivo de integración laboral o de igualdad sino de desarrollo socioeconómico
local.
Esta política impacta mucho en los roles
de género porque las mujeres que durante muchos años habían estado relegados al
ámbito doméstico y cuidado del hogar, empiezan a poder demostrar su gran
habilidad para establecer redes de apoyo, tomar decisiones y gestionar
recursos. Empiezan a ocupar posiciones de liderazgo y a tomar decisiones
estratégicas, lo que refleja un cambio positivo hacia la inclusión, enriquece
la perspectiva de género y fortalece la capacidad de las cooperativas para
adaptarse a un entorno social y económico en constante cambio. Pero aun así los
recursos que tienen a su alcance, siguen siendo más limitados, ya que tienen
más dificultades para obtener financiación para expandir o iniciar proyectos
cooperativos, no cuentan con el apoyo económico necesario y les cuesta más
encontrar el equilibrio entre trabajo y vida personal, ya que ellas siguen
siendo quienes se ocupan mayoritariamente de las tareas domésticas y el cuidado
de la unidad familiar, lo que hace que la conciliación de responsabilidades
familiares y laborales sea un gran obstáculo para poder ejercer roles de
liderazgo ya que no les deja dedicarle el tiempo necesario. Otro obstáculo que
tienen es lo de ejercer roles de liderazgo o posiciones de mando, siempre se
prefirió a los hombres para ocupar altos cargos debido a que se ha tenido la
creencia de que ellos eran los fuertes, los dominantes y las mujeres las
débiles y sumisas, aunque en este aspecto hemos avanzado bastante ya que cada
vez más mujeres pueden desarrollarse laboralmente y llegar a puestos
importantes, aún queda mucho por conseguir.
La población beneficiaria a quien quieren
que llegue esta política o buena práctica para favorecer la igualdad entre
hombres y mujeres o al sector al que va dirigido, son a las mujeres, colectivo
aún desfavorecido, que participan en los
cursos desarrollados y a los monitores que los imparten y se involucran en
ellos asesorando de la mejor forma posible, a la población que recibe los
servicios de las cooperativas y a las personas pertenecientes a los municipios
donde se han impartido las charlas informativas y destacan por su labor formativa,
informativa y de sensibilización tanto de mujeres rurales como de los
responsables y técnicos de organizaciones e instituciones del medio rural.
Gracias a ellos, el impacto de esta iniciativa ha sido enorme ya que llevan
muchos años con esta labor, luchando a favor de la inclusión y de la lucha para
que las mujeres lleguen a tener las mismas oportunidades laborales que los
hombres. sobre todo, cuando el entorno no les ayuda al no facilitarle los
recursos necesarios ni favorecer su desarrollo socioeconómico. Esta iniciativa
quiere llegar a aquellas mujeres que se encuentran en situación de riesgo de
exclusión social y permitirles incorporarse al mercado laboral, a través de
darles una cualificación profesional, formarlas para que puedan abrirse al
mercado laboral y mejorar su calidad de vida, al mismo tiempo que permitirles
seguir en su entorno sin tener que emigrar ni dejar su hogar, como en algún
tiempo hacían nuestros abuelos que emigraban al extranjero y trabajaban en lo
que podían para poder sacar adelante a sus familias.
Los puntos fuertes de esta política son la
formación de muchas mujeres del medio rural evitando el abandono de su entorno
a través de la creación de nuevas oportunidades laborales, que han aprovechado
las mujeres a través de iniciativas de economía social como son las
cooperativas de trabajo y de servicios de proximidad de los que carecen muchos
de estos municipios. A través de esta iniciativa se han creado cursos básicos
de ayuda a domicilio, cursos de auxiliar de ludotecas y módulos de
cooperativismo.
También destacar la labor formativa,
informativa y de sensibilización de esta iniciativa. Se ha conseguido resaltar
las aportaciones que la mujer rural puede ofrecer al desarrollo
socioeconómico local a partir de sus propias iniciativas de autoempleo. Se
ha logrado que se les ofrezcan nuevas oportunidades de empleo, evitando así que
abandonen sus pueblos. La mujer rural es, además, un elemento fundamental para
mejora la calidad de vida de la población rural, a través del trabajo que
realiza en el ámbito familiar, no reconocido por la sociedad.
Las dificultades encontradas para llevar a
cabo esta política son la falta de recursos para formar a más mujeres que
demandan incorporarse al programa, la complicación en la elaboración de los
materiales formativos adecuados, por lo que se decidió abrir un manual propio
donde se recogiera toda la formación que se iba a impartir y el que se pudieran
ir incorporando las aportaciones de los monitores para mejorar la formación y
la necesidad de una homologación de las cualificaciones profesionales.
Como conclusión final, decir que considero
que con esta iniciativa se ha sabido aprovechar algo que no beneficiaba a la
mujer como había sido el dejarla relegada al ámbito doméstico y al cuidado de
su familia para convertirla en una pieza fundamental dentro de su hogar donde
ella lleva las riendas de su casa no solo en cuidado sino también
económicamente y con los recursos que le proporciona su entorno.
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